El poder del silencio
- Cristián Vásquez
- 7 feb
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 10 feb
¿Cuánto tiempo puedes estar concentrado en tu trabajo antes de distraerte? ¿20 minutos? ¿10 minutos? ¿5 minutos? ….
Si puedes estar concentrado por tan solo por un minuto antes de distraerte, ya estás en la categoría superior!
Si, esto es así… porque el promedio de atención en una tarea es de solo…47 segundos!

Este dato surge de las investigaciones de Gloria Mark, profesora de informática en la Universidad de California -Irvine, quien ha estudiado el impacto de la tecnología y los ambientes laborales modernos sobre la atención humana.
Ella estima que el tiempo promedio que una persona pasa concentrada en una tarea antes de distraerse ha disminuido de aproximadamente de 12 minutos en 2004 a alrededor de 47 segundos en la actualidad.

¿Cuáles son las causas de esto?
1. El uso intensivo de dispositivos digitales (teléfonos, laptops, tablets).
2. El algoritmo que usan las redes sociales TikTok, YouTube Shorts e Instagram Reels, destaca los contenidos según su notoriedad, por lo tanto está generando cambios incesantes con mucha información, lo que limita que el cerebro pueda procesar la información
3. El aumento del multitasking, donde los estudiantes dividen su atención entre clases, redes sociales, correos electrónicos y otras distracciones.
4. Cultura de la inmediatez, que fomenta la búsqueda de gratificación rápida en lugar de un esfuerzo prolongado por el aprendizaje profundo.

¿Cuáles son los impactos de esto?
En la educación: Los estudiantes tienen más dificultades para leer textos largos o mantener la concentración en clases, lo que afecta la comprensión y el rendimiento académico.
En el trabajo: La cultura de la hiperconectividad y las interrupciones constantes reducen la productividad y aumentan el agotamiento mental.
En las relaciones interpersonales: La incapacidad de mantener la atención plena en conversaciones cara a cara debilita la calidad de las relaciones y aumenta la sensación de desconexión emocional.
En la salud mental: La ansiedad, el insomnio y el estrés digital están en aumento, afectando el bienestar emocional y cognitivo.
¿Qué nos dice la neurociencia?
Las investigaciones demuestran que el ruido constante puede elevar los niveles de
cortisol, la hormona asociada con el estrés. Por el contrario, se ha descubierto que el
silencio reduce el cortisol, reduce la presión arterial y promueve la relajación.
Un estudio publicado en la revista Heart (2016) se descubrió que solo dos minutos de silencio pueden ser más calmantes que escuchar música relajante. Esto sugiere que el silencio no es solo la ausencia de ruido; es una fuerza activa y restauradora para el cerebro.
Uno de los efectos más fascinantes del silencio es su impacto en el cerebro.
Los neurocientíficos han descubierto que el silencio puede estimular el crecimiento den nuevas células cerebrales en el hipocampo, la región asociada con la memoria, el aprendizaje y la emoción.
El silencio también permite que se active la "red neuronal por defecto" (RND) del
cerebro. Esta red es responsable de la autorreflexión, la creatividad y la resolución de
problemas.
Cuando estamos cambiando la atención de un lado para otro, la red neuronal por defecto no tiene la oportunidad de funcionar correctamente.
El silencio le da a nuestra mente el espacio para vagar, reflexionar y darle sentido a nuestras experiencias, procesos clave para la salud mental.
El silencio puede ser una herramienta poderosa para manejar las emociones. En
momentos de estrés o enojo, entrar en un espacio tranquilo puede ayudarnos a
recuperar la perspectiva.
El silencio nos permite procesar las emociones sin la interferencia de estimulos externos, lo que hace que sea más fácil comprender y manejar lo que estamos sintiendo.
Para quienes luchan contra la ansiedad o la depresión, el silencio puede ser
particularmente terapéutico.
Proporciona un descanso del parloteo incesante de los pensamientos negativos, ofreciendo una sensación de paz y estabilidad.
Se ha demostrado que prácticas como la meditación consciente, que a menudo incorporan el silencio, reducen los síntomas de ansiedad y depresión al promover la conciencia y la aceptación del momento presente.
En las relaciones interpersonales, el silencio también puede ser de ayuda.
Aunque el silencio suele asociarse con la soledad, también puede desempeñar un papel vital en las relaciones.
En las conversaciones, los momentos de silencio pueden crear un espacio para una comprensión y una conexión más profundas.
En lugar de apresurarnos a llenar el vacío con palabras, el silencio nos permite escuchar con más atención y responder de manera más reflexiva.
En un mundo donde la comunicación constante es la norma, abrazar el silencio con los
seres queridos puede ser una forma de intimidad.

¿Qué se puede hacer?
La respuesta está literalmente en tus manos: deja de lado el celular y regálate unos minutos de silencio.
El silencio no es una ausencia de sonido, es una presencia mental.
Aunque tendemos a asociar el silencio con la soledad, esto no necesariamente es así: también podemos aprender a compartir en silencio.
El silencio nos permite recargar energías, pensar con claridad y conectarnos con nosotros mismos a un nivel más profundo.
En un mundo que constantemente exige nuestra atención, encontrar momentos de tranquilidad puede ser un acto revolucionario de autocuidado.
En lugar de temer al silencio, deberíamos aprender a aceptarlo como un camino hacia el bienestar mental.
Es un recordatorio de que no todos los momentos deben llenarse con palabras; a veces, simplemente estar juntos en compañía tranquila es suficiente.
Por esto, la próxima vez que te encuentres en un raro momento de quietud, no te apresures a llenarlo.
En cambio, escucha el silencio: puede ser exactamente lo que tu mente necesita.
REFERENCIAS
Bernardi, L., Porta, C., & Sleight, P. (2016). "Cardiovascular, cerebrovascular, and respiratory changes induced by different types of music in musicians and non-musicians: The importance of silence." Heart, 92(4), 445-452.
5Kirste, I., Nicola, Z., Kronenberg, G., Walker, T. L., Liu, R. C., & Kempermann, G. (2013). "Is silence golden? Effects of auditory stimuli and their absence on adult hippocampal neurogenesis." Brain Structure and Function, 220(2), 1221-1228.
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