No hagas esto con tu pareja
- Cristián Vásquez

- 8 jul
- 7 Min. de lectura

La capacidad de resolver los desacuerdos es fundamental para la vida en pareja. Hay algunas creencias que son una BARRERA para la comunicación, y que impiden resolver los desacuerdos
EXISTE UNA VERDAD OBJETIVA
El término objetividad se usa para decir que algo es verdadero y que no depende del punto de vista de cada persona.
Por ejemplo: la afirmación “esta página es de color blanco”, la deberían aceptar como verdadera todas las personas del mundo.
Pero en las relaciones humanas, no hay Objetividad.
Lo que cada uno percibe de una situación no es lo mismo, sino que depende del estado emocional y además, de los valores personales que se han desarrollado en la historia de vida.
Por esto, cuando hay una diferencia, no debemos tratarla como si fuese un asunto objetivo y hay una persona que tiene la verdad y la otra está "equivocada"
Cada persona tiene una manera única de pensar y sentir frente a una situación. Aunque en muchos temas las personas podemos coincidir, cuando entramos en ciertos temas más personales, lo más probable es que veamos las cosas de maneras bien distintas.
SOY UN ESPECTADOR DE LOS PROBLEMAS
Cuando vamos al estadio a ver un partido de fútbol, miramos las acciones desde las
graderías. Nada de lo que hagamos influye en lo que ocurre en la cancha: estamos
en posición de espectador.
Cuando estamos en el mundo de las relaciones de pareja, no estamos en las
graderías, sino que estamos dentro de la cancha, lo que nosotros hacemos si influye
en lo que ocurre. No somos espectadores, somos actores.
Por esto, cuando abordamos un problema en la pareja, un gran desafío es hacernos
esta pregunta:
¿cómo estoy influyendo yo en lo que ocurre?
Esto también nos invita a poner mucha atención a nuestra propia conducta cuando
estamos abordando un desacuerdo: porque son muy importantes las palabras que digo y la forma en que las digo.
Hay palabras que provocan efectos muy fuertes en el otro, o que transmiten una idea
diferente de lo que sentimos.
Pero también es muy importante la forma en que digo esas palabras: mi cara, tono de voz y gestos van a ser decisivos en la forma en que el otro entiende mi mensaje.
Por esto, conversar sobre los desacuerdos requiere poner lo mejor de nosotros mismos.
No solamente tenemos que decir lo que sentimos, si también buscar la mejor forma de
decirlo y la oportunidad para hacerlo.
COMO... ¿NO PUEDES LEER MI PENSAMIENTO?
Muchas veces asumimos que la otra persona sabe lo que queremos y que entiende lo que necesitamos. "¡¡Pero si se lo he dicho muchas veces!!" es una frase muy común entre las parejas.
Por ejemplo:
"Julio: Llegué a la casa y pensé que me ibas a estar esperando para comer juntos... Ivonne: Pero yo no sabía que ibas a llegar con ganas de comer, muchas veces llegas y no quieres comer y te pones a ver tele...
Julio: Pero hoy te había dicho que quizás llegaba más temprano...
Ivonne: Si, pero no entendí que era algo seguro, ni tampoco que querías que comiésemos juntos...
Julio: Pero si te lo dije..
Ivonne: Si, pero no entendí que querías que te esperara a comer.."
Esto podría derivar en una discusión con críticas sobre el "desinterés" que pone el otro u otra en la relación, y la cosa podría complicarse si comienzan a aparecer "cuentas pendientes" de otros momentos de desencuentro.
Es necesario asumir que nunca mis intenciones son evidentes para el otro. Si no he dicho cuáles son mis intenciones, y no las he dejado lo más claro posible, es muy posible que la otra persona las entienda de manera distinta.
En realidad, lo normal es que el otro u otra entienda las cosas de manera distinta.
Lo que necesitamos hacer es invertir energía en ser lo más explícitos y claros posible para compartir nuestras necesidades. Y esto no se hace de una vez, sino que toma mucho tiempo, puede tomar años ir construyendo una comprensión compartida sobre cómo funcionan las cosas.
Para cada uno de los miembros de la pareja hay cosas que parecen evidentes, que son obvias, pero uno se olvida que el otro u otra piensa y siente de modo distinto.
Es mejor no asumir que hay cosas evidentes en lo que cada uno dice, y dedicar cierta energía a transmitir no solamente la información sobre lo que cada uno necesita, sino a transmitir el sentido de por qué esto es importante.
Estas no son conversaciones a la pasada, no se trata solamente de ir "a llenar el libro de reclamos" y listo, la otra persona ya quedó notificada.
Hay que buscar espacios y momentos donde nos aseguremos que el otro u otra están abiertos a comprender lo que le pedimos (esto lo desarrollo en el punto 6 de este Post)
SI NO HABLO DEL PROBLEMA, YA NO HAY PROBLEMA.
Una relación de pareja es una aventura hacia lo desconocido. Uno cree que conoce a la otra persona, pero nunca lo conoce lo suficiente. Y además, en la vida van a atravesar territorios desconocidos, donde pueden pasar cosas imprevistas.
Construir una relación de pareja se parece a navegar, donde dos personas intentarán pilotar juntos una nave por nuevos recorridos. Cada miembro de la pareja no parte de cero. Tiene sus propias experiencias y valores, y por tanto, tiene su propio mapa y su propio estilo para navegar.
Por esto, cuando surgen desacuerdos fuertes y ambos sienten que están estancados y que “no están yendo para ningún lado” la mejor forma de resolver esto, es bajar por un rato la velocidad de la nave, buscar una mesa suficientemente grande, y desplegar los mapas mentales y emocionales de cada uno para comprender el punto de vista del otro.
El problema es que cuando la personas se sienten ofuscadas por los desacuerdos en la relación hacen exactamente lo contrario: en vez de compartir más para que el otro entienda mejos, comparten menos: se encierran, dejan de hablar, y a veces se quedan enojados.
Pero la única manera para avanzar en la vida de pareja, es aprender a coordinarse mejor para pilotar juntos la nave. La única forma es conversar muchas veces, e ir desde lo más simple a lo más complejo para ponerse de acuerdo en un rumbo que sea lo mejor para ambos.
No el rumbo óptimo de cada uno, sino es que es el mejor para mantenerse juntos.
CONFÍO EN MI VISION EN TELESCOPIO
Siguiendo con la analogía de pilotar una nave: ¿Qué pasaría si cada miembro de la pareja está mirando el mar través de un telescopio, y este telescopio está fijado en su propia posición? Respuesta: tenemos un tremendo problema
A ambos les será muy difícil poder ver el panorama completo, y poder incluir lo que el otro u otra está mirando.
¿Por qué la gente asume la visión en telescopio?
Esto sucede por nuestra biología de mamíferos: nuestro sistema nervioso nos lleva a que frente a situaciones amenazantes focalicemos intensamente nuestra atención, y que preparemos nuestro organismo para las reacciones innatas de Ataque, Huida o Desconexión.
Son reacciones fisiológicas generadas por ciertas hormonas (adrenalina, cortisol) que influyen en el cuerpo y en la mente para que nos preparemos para pelear o huir de un estímulo percibido como una amenaza para nuestra supervivencia.
Estas reacciones están reguladas por zonas más antiguas del cerebro (sistema límbico) que toman el predominio frente a la corteza cerebral, que es la zona que nos permite la reflexión y el razonamiento.
Es decir, cuando nos sentimos amenazados, focalizamos nuestra atención en una parte limitada de los temas que estoy hablando con la otra persona, y esto puede activar nuestras emociones de ataque o de huida/desconexión.
Por decirlo de algún modo: puede que haya una palabra, una frase que dijo el otro/otra que me resulta tan ofensiva y dolorosa, que eso dispara mis reacciones emocionales, y comienza a centrar la discusión en este tema.
Lamentablemente esto es un circuito que tiende a autoperpetuarse: los miembros de la pareja intentan abordar un problema, uno de ellos dice algo (o incluso pone cierta cara) que hace que el otro se sienta criticado o desvalorizado.
Frente a este malestar, reacciona desde las respuestas innatas de Ataque o bien de Huida/Desconexión, y así se entrega la señal de que cuando hablamos de estos temas, las cosas queda peor.
Entonces no se hablan, y se va acumulando el malestar, ya sea en forma de rabia o de desconexión.
SABER ES LO MISMO QUE COMPRENDER
Uno puede asumir que el otro ya lo sabe lo que a uno no le gusta, que se lo ha dicho muchas veces. Pero esto no es tan simple: cada “timonel” puede haber dicho muchas veces “esto no me gusta, esta ruta me molesta, esta velocidad me desagrada, tenemos poco combustible en el motor” y asumir entonces que ya quedó claro lo que cada uno siente sobre la nave y sobre el rumbo.
Cierto, uno puede decir algo muchas veces, pero esto no garantiza de que haya sido comprendido.
Comprender no es lo mismo que saber. Saber es tener la información. Cuando se habla de estos temas, y alguno señala que han hablado muchas veces de un problema, uno de ellos podría responder: “si claro, me lo has dicho muchas veces, se que no te gusta que yo haga tal cosa…Y trato de evitarlo” Es decir, si tiene la información.
En cambio, comprender apunta no solo a tener la información. La palabra comprender tiene sus raíces en el vocablo latino comprehendere, compuesto a su vez por el prefijo con– (“junto a”) y las voces prae (“antes”) y hendere (“atrapar” o “sujetar”).
Es decir, se refiere a que uno hace propia una idea que se le presenta.
¿Cómo se hace propia una idea? No tengo tan clara la respuesta, pero lo que si tengo claro, es que es imposible en un clima emocional de confrontación.
Espero que estas ideas te sirven para identificar las cosas que es mejor evitar en una relación de pareja, y si quieres tener ideas sobre la mejor forma de abordar estos asuntos, te sugiero leer Recomendaciones para la comunicación en Pareja




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